POR. MARIO ALEJANDRO RODRÍGUEZ (alhejo@periodistas.com)
Se viene una edición más del ya reconocido “Clásico del Tolima grande” en la ciudad de Neiva, y como ingredientes especiales vemos a un Deportes Tolima fortalecido dentro del grupo de los ocho mejores con 13 puntos y un Atlético Huila besando literalmente el descenso directo para el 2009 con tan solo 7 unidades de 24 posibles. En juego para las dos escuadras estarán tres puntos vitales para las aspiraciones de lado y lado. Pero para las respectivas aficiones está en disputa el HONOR y la SUPREMACÍA del uno sobre otro, tanto en la cancha como tal vez fuera de ella.
Esta lucha fuera del campo reglamentario tiene como ambiente previo matices y motivos diferentes al futbolístico, razones que van más ligadas al insulto y la agresión propia entre barras distintas por demostrar, según ellos “QUIÈN ES EL CAPO DEL SUR DE COLOMBIA o CAPO SURCOLOMBIANO”. La vulgaridad, y la cultura soez es reflejada en los seres escondidos bajo el anonimato que escriben, como comentario valido y oportuno en los diferentes website que se dedican a seguir al vinotinto y oro y a su vez al conjunto opita que el estadio y ciudad a la que pertenece cada uno de los “implicados” en estas disputas es un completo “CAGADERO DE MIERDA”, que de parte y parte faltan testículos y vergüenza y que por seguir determinado color se es un verdadero “hijo de p**a” (perdón por la expresión) por no decir más.
De nuestra ciudad, Ibagué y de las distintas partes del departamento del Tolima viajarán como es previsto un número considerable de hinchas que irán a ver al club pijao. Unos simplemente a observar buen balompié, no obstante otros partirán seguramente a la capital del Huila a tratar de demostrar por medios non santos y de la forma menos adecuada su superioridad sobre su rival. Lo digo porque lo noto, y la mentalidad de unos me hacen pensar eso y sólo en eso: VIOLENCIA.
Esta confrontación tiene un origen a mi parecer claro, que acontece por la situación vivida el pasado 15 de febrero, donde aficionados de los dos equipo protagonizaron serios incidentes a las afueras del Manuel Murillo Toro, luego de la derrota 0-1 del vinotinto sobre el equipo huilense. Como forma de represión ante la mala tarde algunos creyeron que su descontento deberían descargarlo contra los “distintos”; y como para pelear se necesitan dos, pues simple y llanamente el grupo rival cayó en la provocación. Piedras volaron de un parte y otra aquella tarde de inicios de campeonato.
Que quede claro que no estoy generalizando a ningún colectivo, agrupación de uno u otro bando, sino que preveo por las razones expuestas anteriormente que en Neiva las cosas no serán “color de rosa”. Es evidente que la relación entre estas dos aficiones no es la mejor, ni espero de mi parte que lo sea repentinamente, pero es importante PEDIR, mejor EXIGIR que se lleve este compromiso con la más absoluta tranquilidad.
En el caso de nuestra gente, nuestra afición, que ha estado durante muchos años al margen del “ojo del huracán” en el que se encuentran las barras bravas del país es de primer orden en un marco de prioridades mantener y proteger nuestra imagen y REPUTACIÓN ante la familia futbolera nacional.
No se puede permitir que personas o barras que siguen al D.T. sean VETADOS en las demás capitales que cuentan con Fútbol profesional por el mal comportamiento de individuos ajenos a los verdaderos valores del Fútbol.
Como yo soy hombre de muchas preguntas, de denuncia pero a la vez de alternativas de solución quisiera formular en el día de hoy, como un llamado a la reflexión estas inquietudes: ¿Este es el ambiente ideal para el bello espectáculo que debe ser el fútbol? ¿Esta es la clase de educación que recibimos en nuestras casas e instituciones de formación a las que algunos hacemos parte como personas que queremos ser participes de una sociedad mejor? Firmemente creo que no. Porque muy a pesar de que haya una persona o conglomerado DISTINTO a nuestro pensamiento es el RESPETO el que debe primar como valor primordial en el deleite de este magnifico deporte.
La defensa del honor considero se puede hacer perfectamente en la TRIBUNA, con el siempre recurrente apoyo de los CÀNTICOS, con la voz y la energía del fiel que mediante métodos seguros, y sin exponer su vida acompaña al club por fuera de casa. Es en este espacio reservado sólo al hincha donde se puede demostrar de mil y más formas distintas a la violencia toda esa pasión que genera una camiseta, una bandera una IDENTIDAD.
El fútbol DEBE ser paz, convivencia y no el caer en las trampas de la incitación y la vulneración a la integridad del contrario, porque es nuestra CULTURA de buenos ciudadanos la que TIENE que salir a relucir.