EL NUEVO DÍA
Y es que Bernal a los cinco años de edad veía pasar por su casa las caravanas de hinchas del Tolima, del América, del Quindío y de otros equipos en una época denominada en Colombia como “El Dorado” por las grandes figuras que vinieron a jugar en nuestro país.
Nació entonces un amor por el fútbol que aún perdura y que luego de tantos años bajo el sol y la lluvia le han entregando el rótulo de ser el entrenador tolimense con mayor cantidad de títulos nacionales en la historia del balompié de nuestra región.
EL NUEVO DÍA rinde un homenaje a este hombre que nació para triunfar y que tanta gloria le ha entregado al fútbol tolimense.
Miembro de una tradicional familia ibaguereña conformada por padre, madre y cuatro hermanos varones, Jorge Luis Bernal nunca tuvo antecedentes deportivos en su hogar.
“Nadie en mi familia jugó al fútbol, aparte de mi hermano menor años después, pero siempre mi familia estuvo muy vinculada a esta actividad precisamente porque siempre me gustó este mundo”, dice Bernal con orgullo.
Y es que el “profe” cuando era niño escuchaba los goles que transmitían por la radio grandes figuras del periodismo tolimense como Luis Eduardo Ruiz, “Troyano” Guzmán, Humberto Rodríguez Jaramillo, y “Manzano” Martínez, entre otros, y soñaba con algún día hacer parte de esa fiesta alegre y multicolor que los comunicadores compartían con sus oyentes.
“Incluso yo en mi casa cantaba goles en una emisora que yo mismo inventé y que le puse como nombre `Aires del Tolima´, porque no teníamos televisor, se iba la luz muy frecuentemente y yo cansaba a mi familia porque narraba partidos, cantaba y jugaba”, manifiesta Bernal con una sonrisa a flor de labios.
Pero el estudio en esa época también era prioridad y por eso sus padres matricularon a Bernal en el Instituto Manuel Murillo Toro, donde aquel pequeñito organizaba los partidos interclases y alternaba los libros y los cuadernos con los partidos.
Estimulado por los docentes Nelson Parra y José Ricardo Avila, Jorge Luis Bernal sin darse cuenta empezó sus primeros pasos como dirigente en el fútbol, organizando equipos, torneos, intercambios, no sólo de fútbol, sino de baloncesto y atletismo.
Pero pocos conocen que Bernal también estudió en Cisneros y hasta en el Conservatorio del Tolima, donde lamentablemente le asignaron el contrabajo como instrumento para practicar, “pero a mi me gustaba el piano y entonces no lo disfruté y por eso me devolví al Manuel Murillo Toro donde terminé mi bachillerato”.
Eran los tiempos de los Jamardo, los Ferrari, los Galavís, Gandulfo, Heredia, Alzate, estrellas que fueron como fantasmas en la mente de aquel muchachito pegado a una radio y soñando día y noche.
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Futbolista
Como futbolista, Jorge Luis Bernal no tuvo mayores éxitos y sólo alcanzó a estar en una Selección Tolima que dirigió Germán Castellanos a finales de los 60.
Pero una grave fractura múltiple en uno de sus brazos lo alejó un tiempo de su pasión y cuando regresó ya la vida le tenía nuevos retos y tareas.
“Lo que pasó fue que en ese tiempo existían los sobanderos con grandes jornadas de dolor. Existía un señor Don Inocencio, con unas manotas enormes y tomaba mucho trago, pero no pudo cuadrar mi codo porque estaba fracturado en varias partes por una caída jugando fútbol en la Carrera Cuarta entre 26 y 27”, declara el estratega ibaguereño.
Entonces Bernal tuvo que viajar a Bogotá para ser operado, pero luego de año y medio sin jugar, decidió crear en su barrio un equipo que finalmente se llamó Ariel Armel Arenas, nombre del gobernador del Tolima en ese entonces y que apoyaba el deporte en todas sus modalidades, desde el ciclismo acompañando en moto en las Vueltas a Colombia al “León” Pedro J. Sánchez, hasta el fútbol con la reconstrucción del estadio y la organización de los Juegos Nacionales de 1970 y la construcción del Parque Deportivo.
Identificado con Ariel Armel Arenas, con quien la amistad ha perdurado a través de las décadas, Jorge Luis Bernal empezó entonces a competir con su nuevo equipo en torneos municipales de liga, en varias categorías.
“Yo le debo mucho a Ariel Armel porque me ayudó mucho durante toda mi vida. Incluso me colaboró para sacar mi tarjeta militar cuando yo tenía ya varias categorías bajo mi orientación”, manifiesta con gratitud el técnico ibaguereño.
30 años con el D.T.
Ya como técnico de su primer equipo, Jorge Luis Bernal empezó rápidamente a cosechar triunfos y títulos municipales, lo que marcó su vida.
Con el mejor equipo de la ciudad, el oficio de técnico se le convirtió en una obsesión a Bernal, quien siempre ha sido autodidacta e inquieto y por eso en los 70 no desperdiciaba tiempo para ir a Bogotá y aprender de entrenadores de Santa Fe y Millonarios como Popovic, el médico Gabriel Ochoa, Severiano Ramos, entre otros.
Y muy joven empezó a trabajar y a dirigir al San Simón, donde recibió su primer sueldo de tres mil pesos, equipo con el que también ganó torneos de liga con muy buenos jugadores.
“Nosotros tuvimos en el San Simón muy buenos equipos y con ese club trabajé casi una década y por esos logros también tuve la oportunidad de vincularme con el Deportes Tolima” sostiene Bernal.
En efecto, con el cuadro “Pijao” empezó a trabajar a mediados de la década de los 70, lo que quiere decir que Bernal completó 30 años de trabajos con su equipo del alma.
En aquel entonces Bernal tenía jugadores muy buenos en los clubes Ariel Armel y Lotería del Tolima, que el técnico del Deportes Tolima, Omar Lorenzo Devanni, quería probar en el equipo profesional.
Pero no había plata o dinero para comprar los pases y por eso se logró un convenio para que Bernal fuera a trabajar con las inferiores del Deportes Tolima y llevara a sus muchachos a probarse con el equipo profesional.
Estamos hablando de Orlando Tello, Hernán Torres, “El Barcino” López, figuras del balompié tolimense que tenían deslumbrados a Devanni y al presidente del Deportes Tolima de ese entonces, Héctor Rivera.
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Primeros títulos
Iniciando la década de los 80, Jorge Luis Bernal siguió vinculado con el San Simón, equipo con el que en 1981 alcanzó el primer título nacional en Cali, repitiendo la hazaña en 1982 en Bucaramanga.
Fueron dos títulos inolvidables en plena época dorada del Deportes Tolima, con fiebre de fútbol en la región y con un gran apoyo de otro amigo de Bernal, Pedro Nel Ospina, quien le colaboraba y lo tenía como hombre de confianza.
Entonces Bernal se aleja del San Simón pero siguió con divisiones menores del Deportes Tolima hasta 1986 cuando decidió “aventurarse” y con muy poca plata viajar al Mundial de México 86.
Varios amigos como “Chirris” Triana, Emilio Ortiz, Germán Eduardo Kairuz, le aportaron para que pudiera irse a México a ver a trabajar a las grandes y mejores selecciones del mundo, como la francesa de Michel Platini.
“Fueron 40 días muy lindos porque con todas las dificultades y tropiezos fui a ver los entrenamientos de Francia en la ciudad de León. Escogí Francia porque Gabriel Ochoa hablaba bien de esa selección, pero la verdad por ser colombiano tuve muchos inconvenientes y poco me colaboraron las autoridades de ese mundial, incluyendo la policía mexicana. Una vez para ver a Francia tuve que subirme a un camión”.
Primera “palomita”
Luego de aquella maravillosa experiencia en México 86, donde incluso tuvo la oportunidad de ver a pocos metros la “Mano de Dios” del argentino Diego Armando Maradona, los directivos del Deportes Tolima prescindieron del contrato del entrenador Vilic Simo y llamaron a Bernal para que asumiera las riendas del equipo en una época crítica.
Fue entonces su primer contacto como directo responsable del equipo profesional del Deportes Tolima y su campaña fue muy buena con jugadores poco conocidos.
Bernal y jugadores jóvenes y con muchas ganas como Wiston Girón, Alberto González, Néstor Pizza, Hernán Torres, Seferino Peña y James Rodríguez, vencieron a los grandes equipos de Colombia pero no clasificaron a las finales del campeonato, por lo que los directivos de la Federación Colombiana de Fútbol en cabeza de León Londoño, decidieron darle al técnico ibaguereño el mando de la Selección Colombia para el Sudamericano en Chile en ese año.
En Chile, Bernal y sus muchachos, reforzados con otros jugadores como Orlando “Pony” Maturana y Armando “Pollo” Díaz, logró el subtítulo sudamericano, superado en dos ocasiones por el campeón Argentina, integrado en ese entonces con figuras como Goycochea, Basualdo, Cannigia y Rodríguez, entre otros.
“Ese campeonato fue muy hermoso, porque en primera fase vencimos a Perú, Uruguay y a Paraguay y en semifinales o cruzados también logramos la victoria sobre Brasil, que tenía estrellas como Bebeto y Tafarel. Es un partido que más recuerdo en mi vida, más que un título, porque yo veía que Brasil jugaba bien, pero lento, así que nos agrupamos y los contragolpeamos y el gol nuestro lo hizo Seferino Peña”, recuerda Bernal con brillo en sus ojos.
Ya en la final de ese sudamericano en Chile, Cannigia se lanzó en contragolpe y “Puma” Rodríguez anotó para que Argentina se coronara campeona sobre Colombia.
Rumbo a otras tierras
Un año después, la Federación Colombiana de Fútbol volvió a creer en Jorge Luis Bernal y le entregó la Selección Colombia con miras a unos Juegos Panamericanos en Indianápolis, Estados Unidos.
“Pero cometí el más grande error de mi vida porque alterné el trabajo de Selección con el trabajo con Deportes Tolima y no se pudo hacer bien las cosas. En Indianápolis por ejemplo, no pasamos de la primera fase y eso que teníamos refuerzos como Humberto Sierra, Eduardo Niño, J.J. Tréllez, y en el campeonato local Deportes Tolima cayó a los últimos puestos”, dice Bernal con nostalgia.
Ya para 1988, Jorge Luis Bernal vendió un carro que tenía y con algunos pesos en el bolsillo se hospedó en un pequeño hotel cerca del Obelisco y estudió fútbol por seis meses a Argentina. En ese país conoció a figuras de renombre como Carlos Timoteo Griguol, manejador de las divisiones menores de River Plate y Carlos Bilardo.
Un año después, Jorge Luis Bernal regresó y fue contactado por un mesero colombiano, quien lo había recomendado sin conocerlo a los directivos del Marítimos de Caracas, Venezuela.
“Es una anécdota bonita, porque el mesero trabajaba en un restaurante fino en Caracas donde iban a comer los directivos del fútbol de ese país. En Marítimos acababan de despedir al técnico y el mesero se atrevió a decirles que buscaran en Colombia, que había un entrenador con buenos logros, y ese era yo”, declaró Bernal.
Con Marítimos, Bernal se coronó campeón del torneo en Venezuela y clasificó a Copa Libertadores, torneo en el que defendió su plaza, pero cayó en Brasil ante Internacional de Porto Alegre y Bahía.
“En Venezuela no nos dejamos ganar de nadie pero en Brasil nos ganaron ambos equipos, aunque jugamos muy bien y recibimos buenos comentarios incluso de ibaguereños que estaban estudiando medicina deportiva en Porto Alegre”, cuenta el estratega tolimense, quien recuerda que volvió a Colombia a pesar de que en Venezuela ganaba buen dinero.
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De regreso a su tierra
Ya en 1990 volvió a dirigir al San Simón y nuevamente se coronó campeón nacional con ese club y luego tomó las riendas del Deportes Tolima hasta 1991, en una época de arcas vacías, pocas contrataciones y muchos problemas.
Dos años después, cuando estaba dirigiendo al Guadalajara de Buga, Jorge Luis Bernal se subió al “potro más bravo” en su vida, porque asumió la dirección técnica por enésima vez del Deportes Tolima pero con siete puntos por debajo del Cúcuta y el Magdalena en la tabla del descenso.
Fue una decisión complicada de tomar, según sus propias palabras, porque faltaban 15 fechas para concluir el torneo, pero Bernal asumió la responsabilidad, y aunque logró una buena campaña, ganó 21 puntos de 30, alcanzó al Cúcuta en puntos, pero descendió a la B por menos cantidad de goles anotados.
Con esa tristeza a cuestas, Bernal fue reemplazado en la B por Miguel Angel Puppo y luego por Humberto “Tucho””Ortiz, pero el estratega ibaguereño empezó el proyecto interesante de Cooperamos Tolima.
En efecto, después de un título interbancario en el Jordán, los dirigentes de Cooperamos empezaron a pensar en un proyecto para crear un equipo y jugar el torneo de la Primera C.
En ese primer campeonato nacional de Primera C, el Cooperamos Tolima llegó a semifinales y ya en 1995 Bernal y ese equipo logró el título nacional en Pasto con chicos como Borja, Becerra, Vanegas, Varón, Acosta, entre otros.
Y por el título nacional de la Primera C, Bernal y el Cooperamos Tolima pudieron actuar entre 1996 y el 2000 en el campeonato de la Primera B o Copa Concasa, reforzados con jugadores como Giovanni Bonilla, Iván “Champeta” Velásquez, Flavio Torres, Carlos Pimiento, Hernán Torres y hasta con el paraguayo Julio Javier Doldán.
“Estoy convencido que si Cooperamos Tolima hubiera continuado como empresa y como proyecto de fútbol, habríamos ganado el título e Ibagué tendría dos equipos en el torneo profesional”, sentenció Bernal.
Otra “palomita”
Luego de un catastrófico 5-0 en contra el Deportes Tolima en Barranquilla, Jorge Luis Bernal reemplazó a Julio Comesaña en la dirección técnica del Deportes Tolima.
Una vez más Bernal aparece como “el bombero” o el “apaga-incendios” con un equipazo con Luis Barbat, Luis Carlos Perea, Cristian Montesinos, Maturana, Carlos Castro y Freddy León.
Tolima no perdió con Bernal, pero fue reemplazado por Humberto “Tucho” Ortiz, pero el técnico ibaguereño siguió un tiempo más vinculado con el Cooperamos Tolima hasta la desaparición de esa empresa y del proyecto de fútbol.
Entonces Bernal retornó a las divisiones menores del Deportes Tolima, a comandar también el equipo de reservas con el que logró el título nacional del 2001 con jóvenes como el arquero Hernán Darío Gil, Jhon Castiblanco, Diego Salazar, Guillermo Arbeláez, entre otros, quienes después tuvieron que buscar nuevos horizontes porque no tuvieron oportunidades reales en su propia tierra.
Y el trabajo de Bernal en reservas continuó durante los últimos cinco años, hasta el domingo anterior, cuando logró otro título nacional en esa categoría que celebró, no con rumba, sino rezando en la iglesia del barrio Las Ferias, dándole gracias a Dios por su salud y la de su familia y por todas las cosas buenas que ha tenido en el fútbol y que la han permitido vivir con dignidad y tranquilo al lado de su familia.
Así es Jorge Luis Bernal Caviedes, un hombre de 53 años de edad que nació para ganar en el fútbol. Es el entrenador tolimense con mayor cantidad de títulos nacionales en la historia del balompié vinotinto y oro, pero sus metas y objetivos nunca terminan.
En efecto, Bernal sigue soñando, esta vez con manejar un equipo en el campeonato profesional (ojalá el de su propia tierra) y dar una vuelta olímpica para alcanzar una estrella.
“Confío y tengo fe en Dios y yo se que muchas cosas buenas vendrán en mi vida”, termina sonriendo el estratega ibaguereño.