Por: Mario Alejandro Rodríguez (alhejo@periodistas.com)
En el día más importante de la historia de nuestro país, cuando se celebra con orgullo y festín nacional aquel grito independista en la provincia de Santa Fe ante el duro yugo español en el año de 1810, en nuestra región hay la conmemoración del cumpleaños de un símbolo estructural, que entre el olvido y las promesas de una pronta remodelación, ha pasado sus últimos años de existencia: El estadio Manuel Murillo Toro.
Son 54 años de vida los que en esta fecha cumple el máximo escenario de los tolimenses. Fue el 20 de julio de 1955, en los inicios del glorioso Deportes Tolima que el escenario por predilección de la ciudad y el departamento tuvo su inauguración, gracias a la férrea voluntad de los dirigentes de la época.
Los encargados del club “pijao”, entre ellos Humberto Gonzales “El negro pingo” (fundador) se encargaron de convencer al gobernador de turno, el Coronel César Velandia de la importancia de un coliseo con capacidad de tener cómodamente futbol profesional. Fue así como bajo la presidencia dictatorial del Gral. Gustavo Rojas Pinilla, el equipo de la “tierra firme” pasó de jugar en las improvisadas canchas del Hipódromo al campo ubicado en la calle 37 con Cra.4a.
La variedad de nombres y el aumento de la capacidad
Los nombres de este estadio han sido diversos: 20 de julio, Gustavo Rojas Pinilla, La Libertad, Serrano de Ávila, pero sin duda el más recordado y querido por la gente ha sido el actual: Manuel Murillo Toro, cuyo origen surgió ante la necesidad de cambiarle el nombre a la estructura de cemento en los años 80. El nombre del cementerio local, San Bonifacio (con el cual se denominaba al campo de fútbol) se cambió por uno más acorde y menos supersticioso para los hinchas, debido a que según los aficionados la mala suerte rondaba a la escuadra ibaguereña por jugar en “cancha de muertos”.
En cuanto a la capacidad ésta ha ido variando. De los 4.500 puestos iniciales para los aficionados al balompié, se ha progresado lentamente a la actual, 32 mil lugares. Sin embargo, los procesos de remodelación que se le han realizado al centro deportivo no han resultado eficaces para la ciudad y beneficiosos para la institución deportiva que lo ocupa; tampoco para la comunidad en general,ni siquiera la realizada en el año de 1970, con ocasión de los Juegos Deportivos Nacionales.
El engorroso proceso de ampliación
A finales de la década de los 90, más exactamente en el año de 1998 se emprendió la ejecución de la ampliación de las tribunas del estadio, que en ese tiempo abarcaban a 19 mil espectadores. Para ello fue refaccionada y ampliada la localidad de oriental, y parte de la tribunas sur y norte. Esta demorada etapa cesó en 2002 ante la falta de recursos para su total culminación.
Con la gestión de Gabriel Camargo, máximo accionista del “vinotinto y oro” se gestionaron los dineros para la terminación del proyecto. No obstante, la suma asignada se perdió por falta de compromiso de la alcaldía de Jorge Tulio Rodríguez, indiferente con la causa y con la necesidad de tener un escenario bien presentado ante el país deportivo.
Entre el deterioro y el mal uso de los habitantes el estadio siguió al servicio de Ibagué y el Tolima. Con la iniciativa de presentar una nueva propuesta para poder terminar lo iniciado, Camargo en 2007 volvió a lograr recursos por el orden de los seis mil millones ante Coldeportes Colombia para poner a punto la edificación; con el compromiso de los dirigente locales (Jesús María Botero, Alcalde de Ibagué y Óscar Barreto gobernador del Tolima) de poner otra cifra igual para la financiación de los arreglos que van desde la realización de una nueva calzada por la Cra 4, demolición de viviendas aledañas, camerinos nuevos, hasta la conclusión del sector norte y techado completo de cada una de las localidades.
La incertidumbre
De la propuesta y la presentación la maqueta oficial del nuevo estadio ha pasado ya cerca de dos años. Y sólo se ha ejecutado en ese lapso de tiempo, luego de la aprobación de la idea en 2008 por el ente deportivo nacional, la demolición de cinco predios y los diversos y costosos estudios de sismoresitencia en tres de las cuatro tribunas con las que cuenta (aprox. 800 millones en análisis de viabilidad).
No se sabe con certeza las razones de la demora en el desarrollo de las tres etapas pactadas para la adecuación del coliseo futbolero. Muchos factores, según Infibagué y Gestora Urbana (organismos de la Alcaldía Municipal) han influido para que todavía no arranque como debe ser las obras de construcción. Algunos argumentos ya se han vuelto excusa indudablemente en estas entidades para dar explicación al retardo, como lo es el de la presunta negativa de las familias dueñas de las casas vecinas al Murillo de vender sus predios, para el beneficio de la ciudad.
El fin del año 2009 está a cinco meses. Mientras tanto hoy 20 de julio entre promesas, pactos, convenios, proyectos inconclusos y el notable deterioro los exteriores y el interior de las graderías, el onomástico del Manuel Murillo Toro pasará inadvertido para la mayoría de los concuidadanos de la capital musical de Colombia.
Apoyo documental: “El estadio Manuel Murillo Toro cumple hoy 50 años”- Juan Carlos Lopera.
Articulo del diario “EL NUEVO DÍA” 20 de julio de 2004.