POR: MARIO ALEJANDRO RODRÍGUEZ
(alhejo@periodistas.com)
Desde que se viene implantando la normativa de los “sub” en el Futbol Profesional Colombiano han sido más los frutos que se han obtenido por parte del Deportes Tolima que las desventajas y tristezas que se han presentado en estos largos siete años.
Satisfacciones, profesionalismo, buen fútbol y sobre todo excelentes transferencias tanto al extranjero como al balompié nacional han quedado en las estadísticas deportivas y económicas de la corporación, que mediante el hallazgo de buenos prospectos ha podido desempeñar un buen papel en el rentado nacional. No obstante, el miedo y el rechazo a la norma fueron TOTAL en un principio, ya que se consideraba que era perjudicial para el rendimiento futbolístico dentro del campo de juego de los diferentes clubes del país.
Jugadores como Yulian Anchico, los hermanos Briceño (Óscar y Daniel), Carlos Darwin Quintero, Darío Bustos y Cristian Mejía entre otros salieron de tener que alinear desde el vamos a un elemento no mayor de determinada edad. Experiencia, madurez y sobre todo nombre adquirieron con la divisa ibaguereña estos profesionales que con su fútbol se abrieron paso por el club que les dio el chance de debutar; algo que en nuestro campeonato (la norma) resultó nuevo y beneficioso para estos juveniles. El primer sub fue Yulian Anchico, que en el Finalización 2002 y bajo la dirección del técnico antioqueño Luis Fernando Suárez tuvo la oportunidad de estrenarse como profesional. Esto le sirvió para ser convocado a la selección del a categoría que disputaría el Sudamericano de Uruguay en enero de 2003, y posteriormente el Mundial de Emiratos Árabes, en noviembre del mismo año. El volante, jugó con los de Ibagué 158 cotejos, y marcó desde el 2003 hasta el 2007 21 goles que no es una cifra despreciable para su posición. La anotación más recordada para la afición sin duda, fue la que el norte santandereano anotó en la final del 2006, cuando el Deportes Tolima perdió el titulo frente al Cúcuta deportivo como local.
Asimismo, en este año (2003) otro profesional hizo su debut con elenco Pijao. Oscar Briceño, tuvo si primera actuación bajo la batuta del profesor Luis Augusto García, que le dio la opción de figurar en la nomina campeona del torneo colombiano. El cucuteño le respondió con dos goles en su primer partido que le dieron la victoria al Tolima en esa ocasión frente al Deportivo Cali, por marcador de 2 goles a 1. El “torito” estuvo en la nómina del club hasta el final del 2006, donde en 79 partidos convirtió 19 goles, participando además en la plantilla que obtuvo el titulo sudamericano disputado en Colombia en el año 2005. En este evento anotó dos tantos que contribuyeron para el éxito de la selección dirigida por el vallecaucano Eduardo Lara. El atacante, caracterizado por su fuerza y lucha en zona superior, fue vendido a Millonarios en 900 millones; siendo un muy buen negocio para el club en ese entonces.
Daniel Briceño tuvo su “cuarto de hora” con el profesor Jorge Luis Bernal en 2006, a pesar que debutó con el entrenador Miguel Augusto Prince un año antes. El defensa central recibió la plena confianza del estratega ibaguereño en la Copa Sudamericana de 2006 y el torneo colombiano, siendo ficha fundamental del esquema defensivo del equipo, y figura en este certamen internacional. A diferencia de su hermano, Daniel no pudo hacer parte de la selección sub 20 en 2005, pero fue el zaguero revelación del rentado nacional en ese año.
Para resaltar y darle una mención especial es el caso del jugador tumaqueño Carlos Darwin Quintero. La “ardilla”, el “chigüiro”, el “travieso”; remoquetes que lo hicieron famoso con la vinotinto. El hábil delantero, que con su gambeta endiablada enloquecía al adversario conoció la gloria en el Tolima, luego de que su padre en el futbol, el profe Bernal le dio la rienda suelta para despuntar con su alegría por las canchas de Colombia. Quintero, recordado por la afición pijao con el más absoluto aprecio, jugó vistiendo la camiseta del club 52 partidos, marcando 24 goles. Además, disputó el sudamericano de 2007 en Paraguay, donde lamentablemente la tricolor no tuvo una buena participación. El delantero se bario paso con su regate por los senderos del balompié en Ibagué, y fue vital con sus anotaciones para el subcampeonato de 2006. Después de la participación del D.T. en la Libertadores de 2007, Quintero fue transferido al Krylia Sovetov de Rusia por la suma de un millón y medio de dólares, en compañía del volante Juan Carlos Escobar.
Otro que se conserva en este grupo de jóvenes con talento es el volante mixto Darío Alberto Bustos que en el 2006 sorprendentemente, y similar a su hermano Rubén Darío apareció con su mágica virtud para los tiros libres. También bajo la estela de Bernal, Bustos mostró grandes condiciones para ser tenido en cuenta, como lateral o como volante; en las dos funciones ha desarrollado su habilidad como hombre de salida y de manejo del esférico. Su máxima frustración, al igual que Quintero y Anchico fue el haber perdido el titulo de 2006 frente al Cúcuta. Actualmente, el hijo de Villa del Rosario, es titular indiscutido del Tolima cumpliendo con este, tres años de pertenecer al plantel A del club como referente de la nomina luego de ganarse un puesto entre los elegidos en 2007. Irremediablemente el 2006 ha sido el año más exitoso de esta iniciativa, ya que por la situación económica y el respaldo del técnico a sus divisiones se le dio la opción de jugar a todos los que tuvieron condiciones de hacerlo.
El último prospecto salido de la máxima institución deportiva del departamento es el costeño Cristian Mejía. El pequeño en estatura pero grande en talento, se había ganado la confianza del profesor Hernán Torres, debutando con gol a los 17 años en partido frente a Equidad Seguros. Y digo se había ganado porque se conoció por parte de las directivas que el pasado fin de semana que el atacante extrañamente renunció al Deportes Tolima. Pero fue en el equipo ibaguereño donde el crédito de Barranquilla dio a conocer su juego desequilibrante, lleno de magia, el mismo que lo llevó a integrar el pasado mes de enero la selección sub 20 que participó con poca fortuna en Venezuela de la mano del técnico José Elmer Silva. En su haber tiene por torneo colombiano un gol, pero fue valioso como elemento de la norma el semestre pasado y venia a pelear la titular en el cuadro tolimense.
El presente encarnado en Luis Arturo Peralta, más conocido como “Wanchope”, ha recibido la responsabilidad por parte de Torres como el hombre cumplidor de la normativa para este semestre. Con 17 abriles y una estatura ideal para su oficio de delantero, el guajiro espera seguir los pasos de algunos de sus antecesores y escalar escaños en este camino largo como profesional. Tiene talla que es lo primordial, al igual que las ganas pero quizás le falta soltarse más y ser más incisivo en ataque para aparecer como todos queremos.
Sin embargo, no todo es bueno para las arcas de la escuadra vinotinto. También la implantación de la regla ha dejado amargos sinsabores. Para recordar el caso de Náser Polo, jugador cartagenero que con más de 20 años, fraudulentamente cumplió la norma en un partido celebrado entre el club pijao y el Deportivo Cali por el torneo Finalización 2002, en cotejo que terminó con marcador de 2 goles a cero a favor del Tolima. Esta irregular aparición le costó al equipo un proceso jurídico tedioso que afortunadamente favoreció los intereses de la institución y le permitió quedarse con los tres puntos; argumentando el haber obrado en buena fe en esa oportunidad al poner este elemento dentro de los once inicialistas.
Nombres como Winston Girón, Oscar calderón, Luis Fernando Sánchez y Gilberto “Alcatraz” García no supieron ganarse un puesto con sus capacidades en el equipo. No supieron marcar diferencia en la nómina, a pesar de que fueron incluidos en la misma y llevados en el proceso de divisiones menores del profesor Jorge Luis Bernal. O al menos así pretendían que pasara los directivos, que reventarán rápido y como no fue así prontamente les entregaron sus derechos deportivos, al no ver según ellos condiciones. Entre un sí y un no, es decir sin mencionar que son del todo malos pero no “cracks” también se encuentran elementos como Enrique Quiñones, Jaider Arboleda, Jeison Quiñonez, Andrés Camilo Ramírez entre otros, que no brotaron con fulgor en la escuadra, y que (a excepción del portero Enrique) debieron buscar otro destino para su carrera como practicantes del balompié.
Todo esto, el llevar a cabo la norma con relativo éxito ha tenido una clave en los casos buenos, y en la desdicha una razón que explica la situación. La primera pasa por el trabajo en divisiones menores de personas como Jorge Luis Bernal y Humberto “tucho” Ortiz que nutrieron las canteras del club de talento y promesa; tanto de afuera como de jugadores tolimenses llenos de condiciones innatas. La sabiduría y experiencia de estos dos trabajadores incansables le dieron a la institución un recurso material primero y económico luego para substituir durante estos años. El argumento malo se sienta en que algunos nombres la falta de confianza del administrativo por el producto del mismo club ha hecho que se pierda. La dirigencia no ha cultivado como se debe a algunos jóvenes que suben, en su mayoría delanteros y ha apostado por personas de experiencia pero que no han dado los resultados deseados. Sin dejar a lado que también los mimos jugadores que no corrieron con suerte en el club tampoco hicieron nada por quedarse. Uno de los hecho que contribuyó a que no se hubiera seguido el proceso es que Bernal no haya continuado con su bella labor y haya sufrido entre otras cosas el desprecio y la arrogancia de Gabriel Camargo.
Falta de actitud, tal vez, porque eran promesas a largo plazo que se hubieran podido llevar a cabo, y que no llegaron a feliz término en la ciudad por los factores anteriormente esbozados. En balance, son muy buenos los réditos obtenidos de esta norma; sin quitarle peso en absoluto los fracasos que se han tenido. Para tener hay que apostar y en esta apuesta ha salido en parte bien librado el club que de una circunstancia u otra ha tenido como sustento del jugador joven, lo necesario para hacer buenos papeles y aparecer en los primeros puestos de la tabla; eso si sin olvidar que el crédito hubiera sido mayor de tener planes a futuro.