Por: Mario Alejandro Rodríguez (alhejo@periodistas.com)
Las cosas como son. El Deportes Tolima NO ha contado con el respaldo de los más de 10 mil hinchas que entre recolección de firmas, marchas, plantones y demás actividades “demostraron” febrilmente el interés que tenían hace la divisa local para que no dejara de participar en el rentado profesional. Muestra de ello fue la pésima asistencia al clásico del “Tolima grande”, donde sólo 2.200 espectadores aprox. pagando fueron testigos de la victoria “pijao” ante los “opitas”.
Esta cifra se convierte en la peor asistencia en el segundo semestre, es más en la peor asistencia de todo el año 2009. Las razones de la baja recaudación en taquilla pasan en primer lugar por el regular nivel de juego del equipo en el terreno de juego donde aún no convence, pero también por la falta de sentido de pertenencia hacia uno de los emblemas deportivos del departamento.
Con toda autoridad moral Gabriel Camargo puede criticar la falta de interés de los aficionados, y amenazar como es su costumbre (pese a que la mala situación monetaria sea real) con retirar el club del campeonato nacional. Al fin y al cabo la hinchada le está dando la espalda al Tolima y no colma las tribunas como debería ser ante el difícil presente.
Se sabe de antemano y se repite como discursillo barato que la ciudad de Ibagué tiene uno de los más altos niveles de desempleo. Principal excusa que sacan los hinchas “acomodados” para no ir al fútbol. Tal vez este argumento sea cierto, pero entonces ¿cómo otras ciudades con la misma problemática (por ejemplo Pereira, líder en desempleo) presentan mejores asistencias que las vistas en el Manuel Murillo Toro? Ello resulta al parecer inexplicable desde esta lógica.
La cultura del tolimense en estas lides siempre ha sido de mero compromiso verbal. De ahí las palabras como reza el adagio se las lleva el viento, porque la realidad en estos momentos muestra de nuevo las graderías poco pobladas. La actualidad deportiva del Deportes Tolima sea cual fuere no determina (salvo en instancias finales) mayo número de asistentes al máximo escenario deportivo de los tolimenses.
Por otra parte, algunos alegan a un motivo quizás valido: la violencia en los estadios. Para nadie es un secreto que actos y conductas violentas se presentan en los centros deportivos del país. Y aunque la capital musical no ha sido epicentro de primer orden en esta temática su impacto negativo sobre la actitud de los aficionados ha hecho que algunos no hayan vuelto al “Coloso de la 37” a ver al “vinotinto y oro”.
Para finalizar, aparece otra razón al parecer de peso que podría explicar (o no) el por qué de la bajísima presencia de personas en los partidos del D.T: La falta de comercialización del espectáculo deportivo y hacerlo más atractivo a hincha.
A todos nos gusta que la atención y las preferencias para el cliente sean parte de un buen servicio, y si la dirigencia del club se esmerara por brindar las mayores facilidades, descuentos entre otras ventajas, las disculpas de este tipo serian cosa del pasado; las garantías estarían a favor de los hinchas y no tendrían argumento alguno para no acompañar a su equipo. El trabajo por parte del gerente Ricardo Salazar ha estado lejos de ser el mejor para el elenco profesional. No por su incapacidad sino para la sobre delegación de funciones que tiene que realizar. Un gerente “todero” no es nada producente para una institución que quiere prestigio y grandeza.
Por ahora malos balances aparecen en los estados financieros del equipo ibaguereño. Si los seguidores, fanáticos, hinchas en general del Deportes Tolima QUIEREN tener autoridad moral para pedir un cambio en la forma como se maneja a la institución, o reclamar en caso tal de que la campaña sea mala será solo con su PRESENCIA ACTIVA en el Murillo Toro como tendrán ese privilegio. ¡ no más hinchas mediocres!