Por: Mario Alejandro Rodríguez (alhejo@periodistas.com)
Lo que antes era un fuerte en el Deportes Tolima hoy es el mayor de los problemas de la escuadra ¨musical¨. El sector defensivo que era el estandarte del equipo, tanto en el juego aéreo como en el hombre contra hombre últimamente ha dejado ver fallas garrafales que han costado puntos valiosos de cara a la lucha por un cupo a los cuadrangulares semifinales y el primer lugar en la reclasificación.
Las fallas de ayer fueron la muestra de que el cuarteto defensivo ha perdido seguridad en los balones de costado primordialmente. Aunque en el esquema de juego propuesto por el técnico Hernán Torres hizo falta Gerardo Vallejo, y la inclusión improvisada de Darío Bustos como lateral por derecha fue la suplencia de una necesidad más no una convicción, estas falencias se vienen presentando desde la primera fecha cuando fueron desnudadas por el Deportes Quindío.
Tres goles producto de fallas en marca, de la pérdida de la posesión del esférico y de la falta de fuerza a la hora de evitar las incursiones rivales fueron los que hicieron que el Tolima cayera de nuevo en el torneo. Después del tanto del empate logrado por Perlaza vino lo que sería la pifia en las referencias personales en el campo tolimense que dio completa libertad al club pastuso.
También el Once Caldas sacó ventaja de la pasividad de los centrales en el juego aéreo. El central Carlos Díaz hace dos fechas sin despeinarse envió el balón al fondo de las redes ¨pijaos¨ en el Murillo Toro; por fortuna ese día se supo sacar avante un juego que se empezó perdiendo y se dejó al final una “buena” imagen ante la afición.
Y ni que hablar del Atlético Huila, que ganó el clásico del ¨Tolima grande¨ con el regalo de los dos centrales en el área chica, tras dejar Arrechea y Díaz libre un balón que quedó en los botines de Iván “champeta” Velásquez. Preliminarmente estará dejando sin mencionar la carencia de marca presente contra Atlético Nacional.
Es de pensar seriamente qué es lo que está pasando con el trabajo de semana en el equipo. Y si es necesario (o convieniente) cambiar algunas fichas para mejorar el rendimiento de la zaga defensiva. En el banco está un elemento que cuando le ha tocado reemplazar a sus compañeros lo ha hecho efectivamente; el es Davinson Monsalve.
El defensa antioqueño ha sido prenda de garantía en el cabezazo y en el juego con la número 5. Pese a no ser tenido en cuenta y no tener un ritmo constante en la titular siempre que ha ingresado al campo ha sido fórmula defensiva, y por qué no decirlo de gol también. Monsalve (no se nos olvide) fue titular en el inicio del torneo Finalización 2008, del cual tuvo que retirarse por una lesión en las primeras fechas.
Es momento de replantear el camino en el fondo. De reconstruir esa solidez que el elenco ibaguereño tenía en su defensa y que era el pilar de sus excelentes actuaciones. De no ser así el sendero de la clasificación sería aun más difícil de lo que se vive actualmente.